Entrevista a Ariel Staltari | Walter de Okupas
- 27.09.2011 | Por Pablo Saracino
"En mi vida pasé por momentos duros, como con alguna enfermedad y
otras desgracias que he tenido, y momentos muy felices como los de
ahora. La vida siempre te compensa, y el único que ubica las cosas en su
lugar es el tiempo”, asegura Ariel Staltari con la serenidad de quien
cayó muchas veces, pero supo levantarse muchas más.
Hace poco más de diez años se reponía de una leucemia, que lo había mantenido postrado durante meses, y debutaba como actor con un protagónico en Okupas . Estuvo en la cima, pero el ciclo terminó y tuvo que volver a la lucha. “Yo sabía que había que transitar un camino inverso, y llevarlo a la práctica fue duro”, reconoce.
Entonces empezaron los pequeños
papeles, los bolos, las participaciones especiales. En la mayoría de los
casos, interpretando personajes signados por la esencia marginal de
aquel Walter de Okupas . Así llegó a Luis, el marido de “La Pochi”, en El puntero
(miércoles a las 23, por El Trece). “Dentro de lo marginal, este
personaje me permitió mostrar un color diferente – explica-, un tipo
sumiso, laburante, con muy baja autoestima, con proyectos de vida que
siempre son a muy corto plazo”. Esta noche será su última aparición en
el unitario. El final de Luis, adelanta, marcará uno de los momentos más
emotivos del ciclo.
“Uno se nutre laburando en un elenco tan
prestigioso -comenta-. Cerca de un referente como (Julio) Chávez, que
elogió mi trabajo: eso es algo que no voy a olvidar nunca. Es una de las
cosas más lindas que me llevo del programa”. Sostiene, además, que no
teme ser encasillado: “No me molesta interpretar a un marginal. Lo que
me molesta es entrar a hacer de marginal por un capítulo. Mientras me
den un tiempo para desarrollar mi personaje, no tengo problema. Para mí
es un placer trabajar como actor. Siempre”.
Cuando no tuvo espacio
para “mostrar otra faceta, otra paleta de colores”, Staltari se lo
generó. “Tengo un poder de autogestión buenísimo, porque la vida me
forzó a ser así”, confiesa. Y entonces compró los derechos de la obra La última letra
y, en 2008, debutó en teatro como productor y actor con un
unipersonal. Algo parecido a lo que hará junto a su amigo Gonzalo
Heredia, quien asumirá por primera vez el rol de productor teatral.
“El
proyecto es un sueño que teníamos con Gonzalo, desde las épocas duras,
cuando compartíamos casa y ni siquiera nos alcanzaba para comer”, cuenta
Ariel. “Nos conocimos en una tira, en 2003. Alquilábamos una casa que
pagábamos gracias a las fiestas que organizábamos los sábados, a las que
se accedía por contraseña. Mientras, filmábamos todo lo que pasaba a
nuestro alrededor, soñando con algún día producir nuestros propios
proyectos. Y, gracias a Dios, la vida nos puso hoy en un lugar donde
empezamos a cumplir ese sueño”.
Si bien los dos amigos no se
vieron durante un tiempo, los volvió a reunir el hecho de haber sido,
ambos, padres primerizos (Ariel está casado con Gabriela y tiene a
Valentino, de 9 meses). “Los dos estamos más afianzados en nuestro
laburo y eso nos da oxígeno para arriesgar en otras cosas. Quizá hace
diez años no hubiésemos logrado hacer un Pinter. Hoy sí, hoy sentimos
que podemos sentarnos a trabajar con seriedad”.
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