Ricardo es convencido por su prima para instalarse en una casa abandonada y evitar que la misma sea tomada. Invita a compartir su estadia a su viejo amigo de escuela, el "Pollo" a los que se suman Walter y el Chiquidos personajes que conoce circunstancialmente. Estos tres marginales le brindarán experiencias nuevas e irresistibles. Esta es la historia de la iniciación de Ricardo en un mundo totalmente desconocido por él plagado de drogas, abusos y delitos.

jueves, 24 de enero de 2013

martes, 22 de enero de 2013

Acá caiste con gente buena

- Che gordo veni que hay un pibe acá, amigo del Pollo
- ¿De quién? 
- Del Pollo, del gallinero. 


- Hola, ¿Qué tal? 
- Sentate vieja, que acá no hacen falta modales eh, acá caiste con gente buena loco, no te persigas. 
- ¿Asi qué sos un amigo del Pollo vos? 
- Si, del colegio que nos conocemos. 
- Qué mal gusto que tiene el Pollo para elegir amigos ¿Eh?. 
- No Gordo no bardees, no te persigas loco, esta bardeando nomás el chabón.

lunes, 21 de enero de 2013

Rodrigo de la Serna, de "Okupas" al cine

Nota  21 de marzo de 2001

Para Rodrigo de la Serna, "Gallito ciego" es una película especial. Esta producción, escrita y dirigida por Santiago Carlos Oves, marca su debut protagónico en cine. Pero, además, está ligada con otro singular momento de su vida: en pleno rodaje recibió la noticia de su futura paternidad. 
 

La primera hija del actor y de Erika Rivas -que también trabaja en el film- nació hace cuatro meses, cuando su papá terminaba de hacer "Okupas", la impactante y lograda miniserie de Canal 7. Ahora, con el papel de padre ya estrenado, De la Serna aguarda otro estreno, el de "Gallito ciego", que se producirá mañana. "Cuando me convocaron para este papel me sedujo la posibilidad de tener una responsabilidad grande en una película. Pero también me atrajeron el elenco (además de Rivas, Gustavo Garzón, Héctor Bidonde y Aída Luz, entre otros) y la historia. Trabajar con Oves y con ese equipo fue una buena experiencia. Aprendí mucho", cuenta De la Serna, que antes había filmado "El mismo amor, la misma lluvia", a las órdenes de Juan José Campanella. 

En el largometraje de Oves, el actor de 24 años personifica a Facundo, un joven recién egresado del colegio secundario, que sale a buscar trabajo y termina siendo víctima de un "gallito ciego" (el término proviene de la jerga policial y alude a quien cae inocentemente en una trampa delictiva). "A los 18 años este pibe se topa con una realidad durísima. Porque se da cuenta de que tiene que laburar y no puede seguir estudiando. A eso se suma su situación afectiva, porque no sabe cómo abordar a la chica que le gusta. De modo que son cuestiones complicadas para un chico de su edad. Y después de mucho buscar consigue un empleo que termina involucrándolo en una estafa", anticipa De la Serna durante la entrevista con La Nación

-Socialmente, ¿hay similitudes entre este personaje y Goyo, el que hacías en "Campeones"?
-El personaje de "Campeones" era un delirante total. No creo que tenga mucho que ver con Facundo. Aquél era de una clase social media, tirando a alta, venido a menos. Y éste pertenece a la clase media rasa. En ese sentido, tal vez esté más cerca del que hice en "Okupas", pero son diferentes personalidades. 

-¿"Campeones" marcó un punto de inflexión en tu carrera?
-Antes actué en otro programa que también fue muy popular, "Naranja y media". Pero, evidentemente, Goyo tuvo más repercusión. Fue un trabajo que vio mucha gente y que el público reconoce. En la calle me siguen diciendo "chau, Goyo". 

-Después hiciste "Okupas". ¿Cómo fue esa experiencia?
-Ahí me tocó un personaje muy distinto. Ricardo era un chico que se acercaba cada vez más a la marginalidad como salida y respuesta a su situación personal. Elegía ese lugar, pero, ¿qué otra cosa podría haber hecho en una situación dura como la suya? De todos modos, para mi gusto, Ricardo era un poco tonto. 

-¿Por qué?
-Porque no se dio cuenta de la situación en la que se estaba metiendo. Por el simple hecho de vivir, de curtirse y de controlar, terminó mandándose un par de cosas feas. 

-¿Creés que con estos trabajos estás hablando sobre los jóvenes de tu generación?
-Siento que hablo de la realidad de un joven de mi generación, no de la de todos. Yo estoy interpretando a una persona como me piden que lo haga el guión y el director. Por supuesto, uno mete sus cosas. Tal vez si fuera dramaturgo o guionista... Pero un actor se dedica a interpretar los personajes que le proponen. Yo todavía no sé cómo es mi generación, debe de haber varios prototipos de ella. Obviamente, tengo mis ideas sobre la realidad, no desconozco que hay muchos jóvenes sin horizonte y a la deriva. Es una realidad que se pone cada vez peor. 

-¿Tuviste que pelear mucho para conseguir tu primer trabajo?
-Tuve mucha suerte. Empecé a meterme con el tema del teatro a los 13 años, en un taller con el que hicimos varias obras. Terminé la secundaria y ya estaba trabajando en teatro. Me llamaron para un casting, quedé y ahí empecé en televisión. Por supuesto que me sacrifiqué mucho en los trabajos que hacía. Esto era y es mi vida. Pero eso no me impide observar lo que está pasando, y muchas de esas cosas se ven en "Gallito ciego".

domingo, 20 de enero de 2013

Dos actores entre la realidad y la ficción

Nota - 25 noviembre 2000

O son muy buenos actores o se interpretan bien a sí mismos en ese retrato de la marginalidad que presenta el programa de TV "Okupas", una historia verídica tanto por los hechos en los que se inspira como por la forma de llevarlos a la pantalla, con una estética más cercana al cine y hablada en un lenguaje directo para el caso, sin atenuantes.


Esa fue la hipótesis inicial de buena parte de los televidentes ante el trabajo de los actores que forman parte de este hallazgo de la TV argentina y en el canal estatal, un programa que todos los miércoles, a las 23, entrega a la pantalla una porción de realidad en el formato de ficción.
De la banda de los cuatro personajes que ocupan esa casa vieja del barrio de Congreso, La Nación entrevistó a los dos protagonistas, el actor Rodrigo de la Serna y el debutante Diego Alonso Gómez, dos candidatos a quedar encasillados en el futuro por sus buenas interpretaciones de Ricardo y El Pollo.
En "Okupas", Ricardo (Rodrigo de la Serna) deja las comodidades de la casa de su abuela ante la propuesta de su prima de cuidar -a cambio de algo de plata y para él, de libertad- un caserón siempre habitado por gente sin techo, y que ahora vuelven a ocupar él y sus amigos. Dejó de estudiar medicina, no sabe muy bien qué hacer, aunque sí siente el deseo irrefrenable de querer probar todo aquello que, antes, el control y la corrección le impedían.

De heladerías y de castings

El Pollo (Diego Alonso Gómez), más familiarizado con la marginalidad, lo protege como si fuera su hermano menor. Pero El Pollo pasa de todo. Dejó las drogas, también la casa de su mamá, y en su deambular abandonó también un lugar que compartía con otras personas en un departamento del Docke (las viviendas del Fonavi, en Dock Sud) para irse a la "nueva casa" de Ricardo y sus amigos, Chiqui, de profesiones varias (Franco Tirri), y Walter, paseador de perros (Ariel Staltari). Diego llega a la casa de Rodrigo, en Villa del Parque, con Chuninga, una perra negra que apenas salta del auto se instala en medio de la entrevista. Enmarcada en una piel bien morena, Diego -como El Pollo en la ficción- clava su mirada como una estocada insensible; su voz cascada le da más aspereza a ese carácter seco, serio pero no acartonado. Son las cinco de la tarde y Rodrigo (casado con la actriz Erica Rivas y papá reciente) lo recibe con un mate, medio dormido. Es que ambos terminaron de grabar "Okupas" a las ocho de la mañana.
Cuando se bajan de la ficción, la relación entre Rodrigo y Diego se invierte. El Pollo -como ya lo llaman por la calle a Diego Alonso Gómez, que acaba de debutar como actor a los 28 años- siente un gran respeto ante la experiencia de su compañero de trabajo. Es que Rodrigo de la Serna, de 24, si bien se encuentra ante su primer protagónico, ya es una cara conocida de la TV por sus participaciones en "Naranja y media", "Campeones", "Calientes" y en esa otra perla de la TV que fue "Son o se hacen".
Una de las premisas del director de "Okupas", el joven Bruno Stagnaro, fue convocar a caras no muy conocidas, y hasta expresó su predilección por personas que se interpretaran a sí mismas en esa ficción marginal a la que iban a darle forma. "Yo creo que tiene que ver con esa tendencia que se está dando en el cine y en la TV de mostrar las cosas tal cual son, sin disfrazarlas -explica Rodrigo-. De todos modos, me hizo muy bien saber que Bruno pensó en mí para este personaje, que es muy rico desde la interpretación, que es serio, grave. Ya estaba acostumbrado a hacer personajes más en j..., cómicos." Diego agrega: "Es un programa raro de ver, que te cuenta una historia que puede estar sucediendo en la esquina de tu casa. Creo que no se hubiera podido armar este proyecto con un grupo de actores conocidos. Filmar en la calle es muy complicado, incluso ya se nos hace difícil con Rodrigo, porque en medio de una escena la gente lo saluda o lo para para decirle cosas..." "Esperá un programa más y vas a ver cómo te saludan a vos...", le responde Rodrigo.
El descubrimiento de El Pollo llegó a través de un casting "durísimo", según él recuerda, al que se presentaron "trescientas, cuatrocientas, no sé cuántas personas. Y cuando quedamos dos, estuvimos casi un mes haciendo prueba de cámaras". El otro en cuestión era Jorge Sesán, el rubio de "Pizza, birra, faso", que se va a integrar al programa en los próximos capítulos.
"Así que ahora estamos todos contentos. Pero era dificilísimo, porque Rodrigo y los otros dos actores tenían que probar cada escena conmigo y con Jorge. Y nosotros sabíamos que uno de los dos iba a quedar afuera."
Para poder hacer "Okupas", Diego Alonso Gómez dejó parte de su trabajo en las dos heladerías que posee en Ramos Mejía. "Pero igual yo soy el que levanta las persianas todas las mañanas, el que saca los bancos a la vereda, prepara los helados... Atiendo y todo. Lo bueno del trabajo de heladero, que dura siete meses al año, es que me deja tiempo para poder estudiar cine (en la escuela de Eliseo Subiela) y de filmar cortos. Incluso, ya filmé con un amigo un largometraje, "Natural". A veces, también trabajo como técnico electrónico. Pero como actor nunca lo había hecho."
Rodrigo de la Serna sabe ya en qué devienen las tiras de televisión después de un tiempo de estar en pantalla. Que se estiran hasta la eternidad, en cuyo transcurso todo es posible, hasta las historias más inverosímiles. "Justamente, lo que también me interesó de la propuesta de "Okupas" fue su duración: sólo once capítulos y listo, que no iba a ser estirado ni tendríamos que apelar a otros recursos para hacer la historia más atractiva. La historia de "Okupas" ya está escrita desde el comienzo."

La escuela de la calle

Amante del cine, Diego rescata el tratamiento cinematográfico que se realiza sobre "Okupas". "Generalmente, todo en TV se resuelve con un plano, contraplano y a la bolsa. En "Okupas", como el equipo está formado por gente de cine, cada escena no se termina en un planito corto. Stagnaro está en todos los detalles, lo cual es también agotador. Al principio, yo pensaba que hacer una pasada caminando iba a ser muy fácil, pero no; hacemos diez pasadas, porque toda la imagen está muy trabajada."
Los escenarios que más frecuentan los personajes de "Okupas" son el frente de la casa en Congreso, los interiores de una casona en San Fernando y en las torres del Docke y, por supuesto, la calle. "También probamos una manera de filmar: a veces, desde una camioneta nos dejaban en una esquina, ellos se iban, al rato nos llamaban por teléfono y nos decían: "En cinco minutos pasamos, estén listos". Y pasaban con la cámara y registraban la situación sin que nadie, en la calle, percibiera que nos estaban filmando", cuenta Diego.
Antes de eso, para que los actores comenzaran a conectarse con el ambiente de sus personajes, Bruno Stagnaro propuso unos ensayos bastante particulares. "Salíamos a pedir monedas en la esquina de Corrientes y Uruguay, en donde hay tres bancos -cuenta Rodrigo de la Serna-. Una vez vino la policía, porque teníamos una cara de delincuentes... Es curioso, cuando pedís en la calle nadie te mira mucho a los ojos. Pero un tipo me preguntó: "¿Vos no sos de la televisión?" Y yo le dije: "La p..., ¿de qué televisión me hablás? ¿Tenés o no tenés una moneda?" Un flaco llegó a darme una de un peso... tal vez se sentiría muy culpable por algo."
Lorena García

La prueba del rating

Desde que impulsó su nuevo perfil, el Canal 7 no sólo comenzó a generar rating desde su pantalla, sino que también creó dos nuevos productos que, además de obtener buenos números a la hora del encendido, ya entraron en esa curiosa e inestable categoría de "programa de culto". Si el novedoso "Todo x 2 pesos" vivió sus semanas de gloria (hace tres meses), cuando se erigió como el programa más visto del canal estatal, hoy le toca el turno a "Okupas", también producido por Ideas del Sur, de Marcelo Tinelli, que hace quince días alcanzó los 5 puntos (el miércoles último hizo unos nada despreciables 4 puntos).
Este programa que dirige Bruno Stagnaro el próximo miércoles entregará su capítulo sexto. Pero la curva ascendente del rating parece ser inversamente proporcional al desenlace que tendrán las vidas de los personajes de "Okupas". Hace quince días, el programa comenzó a internarse en los infiernos, precisamente desde el capítulo "Mascapito" (juego de palabras que en una escena del programa parte de la referencia a "el más capo", y desde su diminutivo alude en lenguaje vulgar a lo sexual. "Y, sí... el programa te deja mal. Y mi personaje va a empezar a transitar estas cosas... Sí, va a ser triste", admite De la Serna. En esa emisión, el personaje de Ricardo estuvo a punto de ser violado por un grupo de marginales, tras lo cual El Pollo resultó herido. Esa escena se filmó en el llamado Docke, de Avellaneda, con una crudeza en la imagen, física y verbal, pocas veces presente en la TV argentina. "Para esa escena que en pantalla dura unos cinco minutos estuvimos tres días trabajando. Fue muy difícil conseguir ese clima", cuenta De la Serna.

sábado, 19 de enero de 2013

Un marginal con matices diferentes

Entrevista a Ariel Staltari | Walter de Okupas

  • 27.09.2011 | Por Pablo Saracino
"En mi vida pasé por momentos duros, como con alguna enfermedad y otras desgracias que he tenido, y momentos muy felices como los de ahora. La vida siempre te compensa, y el único que ubica las cosas en su lugar es el tiempo”, asegura Ariel Staltari con la serenidad de quien cayó muchas veces, pero supo levantarse muchas más.



Hace poco más de diez años se reponía de una leucemia, que lo había mantenido postrado durante meses, y debutaba como actor con un protagónico en Okupas . Estuvo en la cima, pero el ciclo terminó y tuvo que volver a la lucha. “Yo sabía que había que transitar un camino inverso, y llevarlo a la práctica fue duro”, reconoce.

Entonces empezaron los pequeños papeles, los bolos, las participaciones especiales. En la mayoría de los casos, interpretando personajes signados por la esencia marginal de aquel Walter de Okupas . Así llegó a Luis, el marido de “La Pochi”, en El puntero (miércoles a las 23, por El Trece). “Dentro de lo marginal, este personaje me permitió mostrar un color diferente – explica-, un tipo sumiso, laburante, con muy baja autoestima, con proyectos de vida que siempre son a muy corto plazo”. Esta noche será su última aparición en el unitario. El final de Luis, adelanta, marcará uno de los momentos más emotivos del ciclo.
“Uno se nutre laburando en un elenco tan prestigioso -comenta-. Cerca de un referente como (Julio) Chávez, que elogió mi trabajo: eso es algo que no voy a olvidar nunca. Es una de las cosas más lindas que me llevo del programa”. Sostiene, además, que no teme ser encasillado: “No me molesta interpretar a un marginal. Lo que me molesta es entrar a hacer de marginal por un capítulo. Mientras me den un tiempo para desarrollar mi personaje, no tengo problema. Para mí es un placer trabajar como actor. Siempre”.
Cuando no tuvo espacio para “mostrar otra faceta, otra paleta de colores”, Staltari se lo generó. “Tengo un poder de autogestión buenísimo, porque la vida me forzó a ser así”, confiesa. Y entonces compró los derechos de la obra La última letra y, en 2008, debutó en teatro como productor y actor con un unipersonal. Algo parecido a lo que hará junto a su amigo Gonzalo Heredia, quien asumirá por primera vez el rol de productor teatral.
“El proyecto es un sueño que teníamos con Gonzalo, desde las épocas duras, cuando compartíamos casa y ni siquiera nos alcanzaba para comer”, cuenta Ariel. “Nos conocimos en una tira, en 2003. Alquilábamos una casa que pagábamos gracias a las fiestas que organizábamos los sábados, a las que se accedía por contraseña. Mientras, filmábamos todo lo que pasaba a nuestro alrededor, soñando con algún día producir nuestros propios proyectos. Y, gracias a Dios, la vida nos puso hoy en un lugar donde empezamos a cumplir ese sueño”.
Si bien los dos amigos no se vieron durante un tiempo, los volvió a reunir el hecho de haber sido, ambos, padres primerizos (Ariel está casado con Gabriela y tiene a Valentino, de 9 meses). “Los dos estamos más afianzados en nuestro laburo y eso nos da oxígeno para arriesgar en otras cosas. Quizá hace diez años no hubiésemos logrado hacer un Pinter. Hoy sí, hoy sentimos que podemos sentarnos a trabajar con seriedad”.

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