Ricardo es convencido por su prima para instalarse en una casa abandonada y evitar que la misma sea tomada. Invita a compartir su estadia a su viejo amigo de escuela, el "Pollo" a los que se suman Walter y el Chiquidos personajes que conoce circunstancialmente. Estos tres marginales le brindarán experiencias nuevas e irresistibles. Esta es la historia de la iniciación de Ricardo en un mundo totalmente desconocido por él plagado de drogas, abusos y delitos.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Los cuatro fantásticos

"Nuestro secreto es que somos tipos creíbles"


Durante el 2000, Okupas se convirtió en un programa de culto. Ganó tres premios Martín Fierro, y esta temporada Canal 7 decidió reponerlo. ¿Resultado? El rating se duplicó: con siete puntos, es lo más visto de la emisora estatal. Aquí, los protagonistas cuentan cómo fue participar de la apuesta más arriesgada de la televisión argentina.


Ricardo, el Pollo, Walter y el Chiqui son un póquer de desgracias, cuatro excluidos, cuatro desheredados sin rumbo en una ciudad que puede devorarlos en cada esquina. Son un puñado de fieras sueltas a la espera de que un puazo o una bala policial los arran que del mundo. Son cuatro desengañados. Son cuatro okupas. 
Rodrigo de la Serna, Diego Alonso, Ariel Staltari y Franco Tirri son, en cambio, los cuatro actores que le pusieron la piel y el alma a los desdichados que imaginó Bruno Stagnaro, guionista, director y padre de la criatura. Todos, personas y personajes, son parte de un mismo fenómeno: Okupas… o cuando la televisión se pone feroz.

Fue el lunes 7 de mayo cuando la industria de la tevé le dio al proyecto su mejor bienvenida otorgándole tres Martín Fierro: Diego Alonso se consagró como la revelación de la pantalla chica en el 2000. Bruno Stagnaro fue considerado por Aptra como el mejor director. Y Okupas obtuvo la estatuilla en el rubro programa unitario. Es el resultado de una buena idea, bien hecha. Nada más simple. Ni más lógico.

Tirri:
-La noche de los Martín Fierro estaba ahí arriba recibiendo la estatuilla, mirando cómo todos comían, y crucé la mirada con la de Susana Giménez. ¿Entendés de lo que estoy hablando? Yo arriba, ella abajo, y mirándome… algo estaba patas para arriba.


-Canal 7 repuso el ciclo y está midiendo el doble que en la puesta original. 
Staltari: -Hay mucha gente que no lo pudo ver el año pasado y escuchó que estaba bueno, entonces aprovecha ahora. El último marcó algo de siete puntos y medio...
De la Serna: -¡Eh...! ¿De verdad? No sabía.
Tirri: -Debe ser por los Martín Fierro...
De la Serna: -Nosotros trabajamos muy duro en esto. Está bueno que tenga tanta llegada.
Tirri: -Es una consecuencia de lo que produjimos. Cuando Bruno nos dio a leer los guiones nos dimos cuenta de que estábamos frente a una obra de arte. Después se dio una combinación muy especial entre todo el equipo. Y el mérito del casting, que fue importantísimo.
Alonso: -El que lo vio la temporada anterior lo quiere volver a ver…

-¿Qué tan lejos está cada uno de su personaje?

Rodrigo: -Ricardo era un chico aburrido, de clase media, que no tenía los conocimientos que él creía necesitar y entonces salió a buscarlos. Yo ni tengo la ignorancia que tenía Ricardo ni me tiraría a la pileta de una manera tan arriesgada como lo hace este chico.
Staltari: -Bueno, Walter tiene mi cuerpo, pero mi diferencia está en sus actitudes. Quizá soy como él, un pibe de barrio, pero su filosofía no va conmigo porque es pedante, soberbio...
De la Serna: -¡Ejem...! (risas)
Staltari: -En serio… soy todo lo contrario. Una coincidencia podría ser que Walter canalizaba todo por la música y yo soy músico. Toco la batería. Con el grupo estamos por grabar un disco.
Tirri: -El Chiqui es mucho más bueno que yo. En realidad creo que en el último capítulo lo matan para que sea canonizado en el Vaticano: San Chiqui. Es también más ingenuo. La historia de vida del Chiqui tampoco tiene que ver con la mía, porque es huérfano, criado en una parroquia, medio mendigo. Yo, en cambio, soy un bacán. Si tuviera que sobrevivir como el Chiqui, moriría a los dos o tres días.
Alonso: -Bueno, yo llego tarde a todos lados, me tiran de los h… en todos lados... el Pollo no es así. El Pollo es un tipo duro.
-Alguna vez dijiste que conocías de cerca el submundo...
Alonso: -…Como lo conocés vos, como lo puede conocer cualquiera… ¿Fuiste a la cancha alguna vez?
-Sí.
Alonso: -¿Y no sentiste olor a porro?
-Sí.
Alonso: -Bueno, yo también. Tengo la vida de cualquiera. Bueno… como la de cualquiera, no. Franco, acabamos de saber, es un bacán.


-La fiereza en la mirada del Pollo fue una de las claves del éxito de tu personaje. ¿Cómo la compusiste?
Alonso:
-Espejo, mucho espejo. Desde chiquito que me pongo enfrente y saco gestos, miradas... Cuando llegué al casting y lo vi a Rodrigo, casi me c… encima. Tenía que laburar con él, que lo había visto mil veces, que todo lo que había hecho me encantaba… Pensá que los otros tres son actores y yo de teatro nada. Yo estudié dirección de cine.


-¿Cómo hacer ficción sumergiéndose en la realidad más cruda?
Staltari:
-Como experiencia, fue extraordinaria. Pensá que una forma de ensayar era salir a pedir monedas por la calle.
De la Serna: -Una vez grabamos una escena con armas donde yo salía corriendo. En la carrera pasé por al lado de un patrullero… un patrullero de verdad, con policías de verdad que estaban de guardia. Nadie había avisado en la comisaría que íbamos a estar rodando, y cuando los canas me vieron casi me dan la voz de alto. Por suerte en seguida vieron las cámaras, que si no…
Alonso: -Eramos creíbles. En realidad, si nos mirás bien, nosotros cuatro podríamos ser amigos del barrio de toda la vida.

Alejandro Seselovsky | Fotos: Jorge Luengo | Nota: Revista Gente

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