Ricardo es convencido por su prima para instalarse en una casa abandonada y evitar que la misma sea tomada. Invita a compartir su estadia a su viejo amigo de escuela, el "Pollo" a los que se suman Walter y el Chiquidos personajes que conoce circunstancialmente. Estos tres marginales le brindarán experiencias nuevas e irresistibles. Esta es la historia de la iniciación de Ricardo en un mundo totalmente desconocido por él plagado de drogas, abusos y delitos.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Los cuatro fantásticos

"Nuestro secreto es que somos tipos creíbles"


Durante el 2000, Okupas se convirtió en un programa de culto. Ganó tres premios Martín Fierro, y esta temporada Canal 7 decidió reponerlo. ¿Resultado? El rating se duplicó: con siete puntos, es lo más visto de la emisora estatal. Aquí, los protagonistas cuentan cómo fue participar de la apuesta más arriesgada de la televisión argentina.


Ricardo, el Pollo, Walter y el Chiqui son un póquer de desgracias, cuatro excluidos, cuatro desheredados sin rumbo en una ciudad que puede devorarlos en cada esquina. Son un puñado de fieras sueltas a la espera de que un puazo o una bala policial los arran que del mundo. Son cuatro desengañados. Son cuatro okupas. 
Rodrigo de la Serna, Diego Alonso, Ariel Staltari y Franco Tirri son, en cambio, los cuatro actores que le pusieron la piel y el alma a los desdichados que imaginó Bruno Stagnaro, guionista, director y padre de la criatura. Todos, personas y personajes, son parte de un mismo fenómeno: Okupas… o cuando la televisión se pone feroz.

Fue el lunes 7 de mayo cuando la industria de la tevé le dio al proyecto su mejor bienvenida otorgándole tres Martín Fierro: Diego Alonso se consagró como la revelación de la pantalla chica en el 2000. Bruno Stagnaro fue considerado por Aptra como el mejor director. Y Okupas obtuvo la estatuilla en el rubro programa unitario. Es el resultado de una buena idea, bien hecha. Nada más simple. Ni más lógico.

Tirri:
-La noche de los Martín Fierro estaba ahí arriba recibiendo la estatuilla, mirando cómo todos comían, y crucé la mirada con la de Susana Giménez. ¿Entendés de lo que estoy hablando? Yo arriba, ella abajo, y mirándome… algo estaba patas para arriba.


-Canal 7 repuso el ciclo y está midiendo el doble que en la puesta original. 
Staltari: -Hay mucha gente que no lo pudo ver el año pasado y escuchó que estaba bueno, entonces aprovecha ahora. El último marcó algo de siete puntos y medio...
De la Serna: -¡Eh...! ¿De verdad? No sabía.
Tirri: -Debe ser por los Martín Fierro...
De la Serna: -Nosotros trabajamos muy duro en esto. Está bueno que tenga tanta llegada.
Tirri: -Es una consecuencia de lo que produjimos. Cuando Bruno nos dio a leer los guiones nos dimos cuenta de que estábamos frente a una obra de arte. Después se dio una combinación muy especial entre todo el equipo. Y el mérito del casting, que fue importantísimo.
Alonso: -El que lo vio la temporada anterior lo quiere volver a ver…

-¿Qué tan lejos está cada uno de su personaje?

Rodrigo: -Ricardo era un chico aburrido, de clase media, que no tenía los conocimientos que él creía necesitar y entonces salió a buscarlos. Yo ni tengo la ignorancia que tenía Ricardo ni me tiraría a la pileta de una manera tan arriesgada como lo hace este chico.
Staltari: -Bueno, Walter tiene mi cuerpo, pero mi diferencia está en sus actitudes. Quizá soy como él, un pibe de barrio, pero su filosofía no va conmigo porque es pedante, soberbio...
De la Serna: -¡Ejem...! (risas)
Staltari: -En serio… soy todo lo contrario. Una coincidencia podría ser que Walter canalizaba todo por la música y yo soy músico. Toco la batería. Con el grupo estamos por grabar un disco.
Tirri: -El Chiqui es mucho más bueno que yo. En realidad creo que en el último capítulo lo matan para que sea canonizado en el Vaticano: San Chiqui. Es también más ingenuo. La historia de vida del Chiqui tampoco tiene que ver con la mía, porque es huérfano, criado en una parroquia, medio mendigo. Yo, en cambio, soy un bacán. Si tuviera que sobrevivir como el Chiqui, moriría a los dos o tres días.
Alonso: -Bueno, yo llego tarde a todos lados, me tiran de los h… en todos lados... el Pollo no es así. El Pollo es un tipo duro.
-Alguna vez dijiste que conocías de cerca el submundo...
Alonso: -…Como lo conocés vos, como lo puede conocer cualquiera… ¿Fuiste a la cancha alguna vez?
-Sí.
Alonso: -¿Y no sentiste olor a porro?
-Sí.
Alonso: -Bueno, yo también. Tengo la vida de cualquiera. Bueno… como la de cualquiera, no. Franco, acabamos de saber, es un bacán.


-La fiereza en la mirada del Pollo fue una de las claves del éxito de tu personaje. ¿Cómo la compusiste?
Alonso:
-Espejo, mucho espejo. Desde chiquito que me pongo enfrente y saco gestos, miradas... Cuando llegué al casting y lo vi a Rodrigo, casi me c… encima. Tenía que laburar con él, que lo había visto mil veces, que todo lo que había hecho me encantaba… Pensá que los otros tres son actores y yo de teatro nada. Yo estudié dirección de cine.


-¿Cómo hacer ficción sumergiéndose en la realidad más cruda?
Staltari:
-Como experiencia, fue extraordinaria. Pensá que una forma de ensayar era salir a pedir monedas por la calle.
De la Serna: -Una vez grabamos una escena con armas donde yo salía corriendo. En la carrera pasé por al lado de un patrullero… un patrullero de verdad, con policías de verdad que estaban de guardia. Nadie había avisado en la comisaría que íbamos a estar rodando, y cuando los canas me vieron casi me dan la voz de alto. Por suerte en seguida vieron las cámaras, que si no…
Alonso: -Eramos creíbles. En realidad, si nos mirás bien, nosotros cuatro podríamos ser amigos del barrio de toda la vida.

Alejandro Seselovsky | Fotos: Jorge Luengo | Nota: Revista Gente

jueves, 6 de septiembre de 2012

Chiqui no murió

Es y será en Franco Tirri. Persona y personaje se okupan mutuamente. NosDigital se encontró con uno de los protagonistas de la serie de Bruno Stagnaro que marcó una época y a más de una generación. Como diría El Chiqui en una de las tantas escenas memorables: “No hay nada que sea ni absolutamente malo, ni absolutamente bueno”.


Un personaje de culto de una serie de culto, El Chiqui de Okupas es en el mundo real Franco Tirri, un tipo bastante parecido al de la serie, sencillo, colgado, ocurrente, con una gracia particular, una risa que da risa y la vida al límite.
Franco Tirri y El Chiqui viven en el mismo cuerpo desde el 2001, desde que Franco no ha podido despegarse del todo de su personaje – por algo de eso estamos acá-, y su personaje tampoco de él. Quiero decir: ese Franco actor que vimos en la serie tiene mucho de este Chiqui que no ha seguido su carrera actoral y se gana la vida alquilando una cámara de fotos, le gusta dormir hasta tarde y dice que busca su destino “como Peter Fonda en Easy Ryder”. Comentario muy Chiqui, verán.
Siguiendo esta línea comparativa bastante básica, puede decirse que conocimos a Franco a través de Okupas y que hoy es la misma persona-personaje diez años y varias noches después. Ya no ocupa casas ni anda de gira por Quilmes; vive en el departamento de su madre y sale a lugares más cercanos.
Arrastra hasta la puerta el andar perdido y esa ternura que irradiaba en la serie, saluda amable a unas viejas que van saliendo, se disculpa dos veces por quedarse dormido para el horario pactado de la entrevista, nos hace entrar, ceba unos mates y ya en las primeras charlas sella todas estas impresiones prejuiciosas que estoy haciendo: “Sí, mi personaje tenía mucho que ver conmigo”.
Sobre el resto, es decir, sobre Franco, Franco no tiene mucho para decir. Pero cuando habla de El Chiqui la lengua se le suelta contando una anécdota y de pronto parece despertarse aunque se haya levantado veinte minutos antes, literalmente.
Pero esos son detalles en la vida de este border tierno, vivir de noche o vivir de día, porque tiene condimentos que lo hacen distinto a cualquier institución, a cualquier programación, que lo hacen cualquier cosa, condimentos como la razón misma de su dormida: ayer vio a su hermano después de un tiempo.
Nota: su hermano es Rómulo Tirri, más conocido como Nino Dolce.


Otras singularidades como la música que me recibió en el contestador en los primeros contactos, cuando nadie atendía el teléfono, una música judía puesta por su madre judía y él, cuando logré comunicarme, que me cuenta que es budista y que su hermano Rómulo es onanista y su padre, tano. “Una familia muy normal”, definida por él mismo.
Y por qué no seguir, ya planteada la garantía de la básica igualdad entre persona-personaje, con la primera respuesta a lo que no fue una pregunta de entrevista sino, por lo que vinimos aquí, el disparador de una charla: “…el jueves pasado fui al cumpleaños del Negro Pablo, de Dante (Mastropierro), en la Boca. Yo fui para allá… Él no siguió mucho su carrera actoral… Y me fui para el cumple, estaba buenísimo, estaba el padre del Dante que tiene como 87 años… decía ‘en el año 87, yo jugué en Boca’, decía, ‘la pelota era de papel en ese momento’… El viejo era una risa, así, increíble, un personaje… Daban ganas de filmarlo… de hacer algo con él”.
(Las respuestas son literales de la oralidad de Franco y, a riesgo de pausar la lectura, decidí mantenerlas para respetar la identidad de su lenguaje).
Franco vuelve una y otra vez sobre sus percepciones cinematográficas: es que le faltó solo la tesis para recibirse de director en la Fundación Universidad del Cine (FUC), que no hizo, básicamente, por paja. Su explicación, para ajusticiar la interpretación: “…me pedían un trabajo escrito viste… y era como…”

¿Medio tedioso?
Sí, o sea, me puse varias veces a hacerlo y yo decía “fah, yo estudié cine, quiero filmar algo… hacer algo audiovisual…”

¿Y lo hiciste?
No, no porque no… o sea, tampoco fui y planteé “voy a hacer este video para la tesis”, qué se yo… Todo es un presupuesto también. Tampoco la peleé demasiado la del video, pero hubiese estado bueno…
No para la tesis pero sí ha grabado cortometrajes, ayudado y  actuado en producciones de sus compañeros, y no tiene el título pero sí una anécdota imperdible que grafica que no le hace falta: “Bueno, con Trapero hacíamos la escenografía y el vestuario… En realidad yo hacía las maquetas y la nota era para los dos… jaja”.
Franco se egresó de la FUC en la camada de Pablo Trapero, con quien se continuó viendo hasta hace unos años, la misma de Gustavo Corrado (Garúa, El armario), Juan Taratuto (No sos vos, soy yo, ¿Quién dice que es fácil? y Un novio para mi mujer, y la serie televisiva Ciega a citas), Juan Ulises Rosell (El descanso,  Mejor Película Argentina en el BAFICI 2001), Andrés Tambornino (S.O.S Ex, co-director de El descanso), Rodrigo Moreno (El custodio) y “un montón de gente que hizo por lo menos uno o dos largometrajes”.
Otro de los compañeritos de Franco era Matías Stagnaro, hijo del conocido director Juan Bautista Stagnaro y hermano de Bruno, co-director de Piza, birra y faso junto a Adrián Caetano, y director de Okupas.
Por esa amistad es que llegó Franco a la serie: “yo a la casa de Bruno y de Matías iba desde que empecé la facu, hace más de 20 años… Los conocía a los dos, filmamos cosas juntos, incluso Bruno actuó en un corto que era de Matías, era uno de los protagonistas… Porque Bruno podía actuar, podía dirigir, podía escribir, puede hacer millones de cosas muy bien; puede hacer música muy bien… de todo”.


¿Vos eras, te considerabas actor?
No, ni mucho menos, jaja. Más que nada surgió ahí porque me hizo la propuesta de que, bueno, había un personaje que tenía mucho que ver conmigo y… bueno, me dijo si lo quería hacer, me dijo “léete el primer capítulo de la serie a ver qué te parece”. Lo leí, me encantó y le dije “bueno, dale, quiero hacerlo, ¿qué hay que hacer?”, “no, ya está”.

¿En qué sentido te sentís identificado con El Chiqui?
Me siento identificado por ahí con una estética, con una forma de mostrar las cosas, así… (¿Te di mate a vos? Perdón) Me siento muy identificado con Bruno, con su manera de producir, de realizar cosas… Me gusta mucho lo que hace, me gusta que se mezcle la ficción con la realidad, me gusta que haya cosas que sean documentales, que surjan en el momento, que el escenario sea la calle, que sea con luz natural, que haya sonido directo, que se rescaten las cosas que hayan pasado en el momento… Igualmente, lo que fue Okupas y su forma de filmar (cámara en mano, sonido directo, luz natural y todo eso), fue una cosa que no sé si Bruno en este momento seguiría adelante con ese tipo de propuesta… En realida, fue medio como un ciclo que se completó a partir de Pizza, birra y faso, de la primera peli en que estaba ese proyecto, ese tipo de planteo…

¿Te había gustado PBF?
Sí, pero era como que tenía esa sensación de que faltaba un ajustecito de tuerca ahí, y que lo dio sobradamente a través de Okupas.

¿Sobre qué lo decís? ¿En la prolijidad de algunas cuestiones técnicas o en el relato?
En que el relato era mucho más redondo, todo como que cerraba por todos lados…
Dijimos: a Franco le gusta hablar de cine, y esto que confiesa que “le gustaría ser director y guionista”, se nota.
Pero también se enciende cuando le preguntamos sobre escenas de la serie, sobre cómo se llevaba con las personas detrás del personaje, y ahí salta por ejemplo la anécdota del cumpleaños de El Negro Pablo, ahora completada:

¿Dante es actor?
No, no, él es de ahí de la villa de Quilmes en verdad, después se fue a vivir a la Boca a un conventillo. Y nada, fue un chabón con una historia de vida muy grosa, estuvo preso, después salió, dejó toda la delincuencia… La mujer puso un comedor infantil en la Boca (Pancitas llenas, corazones contentos, que hoy mantiene una puja por recursos con el Gobierno de la Ciudad) y él trabaja en el INDEC.

¿En cuál de esos momentos hizo Okupas?
Y creo que después que salió de la cárcel… creo que fue después. Sí, seguro, jaja. Y yo pegué onda con él. En la serie me caía muy bien, teníamos muy buena onda. Pero en realidad lo empecé a ver hace muy poquito, lo volví a encontrar por Facebook… y bueno, todo bien.

¿Dante tiene Facebook?
Por el hijo en verdad, “Wimbo”, se llama Dante también, jaja…

¿No fue ninguno de los pibes actores de Okupas?
Fui yo, fui yo, me llamó la mujer… Me dijo que le iban a hacer un cumple sorpresa y, bueno, me mandé para allá.
Como el compás del jazz que suena de fondo, como el mate, como el siamés que está reconociendo a la visita, como el sueño que parece agarrarle al Chiqui cada tanto, la charla va y viene.
Se hace difícil construir una lógica que vaya hilando los temas, las preguntas, las respuestas, se hace denso el momento de recoger el guante del periodista y devolverle al Chiqui un golpe redondo, uno que le sacuda el mentón y lo despierte de una vez por todas.
Franco permanece inmutable respondiendo amablemente cualquier pregunta, como puede, con la memoria que tenga a mano y la gracia que le pinte. Pero es inimputable a la hora de juzgarlo por su intensidad mediática: Franco no daba una entrevista hace años. Y eso ya es mucho decir.
Entonces sigamos… seguimos por algunas de esos recuerdos que lo entusiasman y lo aventuran de nuevo en el mundo y en el tiempo en que fue feliz.

¿Cómo se fue gestando Okupas, formando el equipo, conociéndose entre los actores?
No sé si fue el primer casting, pero en uno de los primeros castings yo empecé a hacer las listas, los listados de la información de la gente que se iba probando…Y bueno, así fue como vino Ariel (Staltari, más identificable como “Walter”), vino Diego (Alonso, El Pollo, que luego terminaría ganando un Oscar como actor revelación)…

¿Ellos fueron a probarse por su cuenta?
Ariel creo que sí, que le habían pasado la info de que estaban los castings. Diego era alumno de guión del padre de Bruno (Juan Bautista Stagnaro, conocido director de cine, autor de Casas de fuego – 2005- y guionista de Camila, film nominado al Oscar, entre otras) en la escuela de Suviela (Eliseo Subiela, mítico director argentino). Y el padre le dijo “mirá, tengo uno que creo que te va a ir muy bien para El Pollo”, y lo mandó. Después, bueno, Rodrigo (de la Serna) fue un poco de común acuerdo entre Ideas del Sur y Bruno, que se lo convocó a él… Y después, bueno, El Negro Pablo fue de un montón de gente que trajo la producción de la villa, así de la Boca o no me acuerdo dónde estaban viviendo; y Bruno les planteó la situación de la casi-violación del “Doke”. En ese momento, el que iba a hacer de Rodrigo era un pibe que no iba a ser el definitivo, pero bueno, se veía a los fines de cumplir con ese rol en esa escena. Y el pibe, qué se yo… fue una escena muy angustiante para todos. Muy fuerte. El pibe se puso a llorar, estaba re angustiado el pibe, no podía para de llorar… Y Dante le dijo “ah, pero yo pensé que estabas actuando”, y bueno…

Ahí se transformó Dante en El Negro Pablo
Sí, él, el hermano también… No el que está en la serie, ese es Sergio Podeley (actor, participó en Verano del 98, 099 Central, Botineras, entra otras series), el que hacía de mulo de El Negro Pablo, jaja… Al hermano creo que le dice “Gordo”, el que discute con él… que en la escena del Doke le dice a Rodrigo, “¿vos sos amigo del Pollo?”, le dice sí, y le dice “qué mal gusto tiene el Pollo para elegir amigos”, algo así, jajaja.

¿Esa escena estaba guionada, por ejemplo, o daban rienda suelta a la improvisación?
Esa escena estaba bastante guionada, sí. Pero también si había cosas que surgían en el momento Bruno las incorporaba.


¿Cómo fue filmar, meterse ahí en el Doke?
Teníamos como la protección de una gente de ahí del Doke que saltaba por nosotros si pasaba cualquier cosa… y bueno, dentro de todo no pasó tanto por suerte… pero algunas cosas sí pasaron…

¿Qué pasó?
Pasó que, nada, nos tiraron unos tachos de luz, una gente que venía de laburar así a la noche, re-borrachos… Después hubo una pelea de dos minas con cuchillos; nosotros no lo vimos. Una tenía sida y se garchó al hijo de la otra, lo contagió y se agarraron a los cuchillos delante de la asistente de producción… la asistente estaba llorando, un momento fuerte… Y después queríamos ir a grabar a la Isla Maciel, que ahí no sé si no había nadie pero bueno, ni bien entraron le afanaron un celular, o dos celulares. No filmamos nada en la Isla Maciel, jaja. Ya nos queríamos meter en cualquier lado…

¿Con quién pegaste onda de ahí de los actores?
Con Dante, con Ariel bastante, sí… Pero hace un tiempito que no lo veo pero sí, con Ariel pegué bastante onda. Con Rodrigo y con Diego no tanto.

Pero estaba todo bien
Sí. No, sí, estaba todo bien. Durante la serie sí pegamos onda, salíamos… más al principio que los más bardo de los cuatro éramos Diego y yo así… en cuanto a consumo y esas cosas…

Y salían juntos
Ahá, sí, sí

¿La pasaban bien filmando?
Sí, sí, en general sí. Había momentos que eran más difíciles, que había que estar muchas horas… El último día fue de 26 horas…

¿La última escena?
Sí. Fue todo una continuación. En realidad llegar de El Doke y lo que era mi muerte, todo ensangrentado, de ahí ir para Ezeiza y filmar el entierro. No sé que se había filmado previamente a eso pero sí, fue todo una escena larga…

¿Estaban apurados por temas de producción?
Eh… Y sí, o sea por cuestiones de que la serie se estaba emitiendo y que cuando dieron el último capítulo, mientras estaban emitiendo los dos primeros bloques Bruno estaba editando los dos segundos bloques… Sí, no había tiempo para nada…
No había tiempo en aquél 2000 y fines del 1999 en que fue grabándose la serie. Una idea primero de Bruno Stagnaro como una vuelta de rosca más (citando al Chiqui) a su primera película Pizza, birra y faso que, desde la crítica, los premios, pero sobre todo desde la estética, la calidad y el bajo presupuesto, dieron un impulso a la industria cinematográfica argentina y a una mirada y camada de directores conocida como “el nuevo cine argentino”.
El concepto fue atrapado al vuelo por un productor de Ideas del Sur e hizo a Okupas verse en Canal 7 durante el 2000, y re-emitirse los dos años consecutivos.
(En esas re-emisiones, los actores como Franco cobraron $125 por capítulo).
Las consecuencias de las políticas neoliberales, el derecho a una vivienda digna, la problemática socio-espacial en general, el barrio de Congreso como uno de sus exponentes,  el sinrumbo de los jóvenes como Ricardo, su camino hacia el lumpenaje o a una vida vagabunda son todos temas que Okupas fue bordeando de una u otra manera, capítulo tras capítulo, personaje por personaje, pintando una realidad insoportable.
Por supuesto lo crudo, las actuaciones, el realismo y el costumbrismo que irradiaba la serie y no sólo de ese relato “redondo”, como lo define El Chiqui. Con él estábamos antes de esta detención merecida en el hito que marcó el combo Pizza, birra y faso y Okupas, una parada obligada si es que nunca está de más poner un culto a la altura del presente.

¿Y después de Okupas qué estuviste haciendo, Franco?
No me acuerdo, qué se yo… hice un par de capítulos para Mar de Fondo, unos sketchs… Después hice lo de Garúa (cortometraje del director Gabriel Corrado, en el que Franco actúa), hice dos cosas con la mujer de Rodrigo (De la Serna), hice Chile 672 (película de Franco Verdoia y Pablo Bardauil estrenada en 2006)… esas cosas como actor. Y no, bien, qué se yo, bien.

Supongo que hubo un cambio en tu vida para moverte en distintos lugares, la gente te empezó a reconocer como El Chiqui, ¿te pasó eso?
Sí, pasó mucho eso. Pasaron cosas muy graciosas a partir de la serie…

¿Por ejemplo?
No sé, qué se yo, salís un día a la noche, te encontrás con tus amigos, y de repente te encontrás con un grupo de pibes que te identifican con la serie y te llevan al mejor lugar, te presentan unas minas y te dan de todo… sí…
Vuelve, se acuerda, le brillan los ojos, dice dos o tres cosas más impublicables, tocamos el tema de su internación, nos dice que es en plural: internaciones, de los momentos en que estuvo mal, de los otros que estuvo bien y filmó cosas como estas: http://www.youtube.com/watch?v=3qz8AOjrjf0, es decir, de su vida con el pesado traje de Franco Tirri y las alegrías, las miserias, los peligros y el destino de haber sido El Chiqui alguna vez.
Franco Tirri pide que sigamos la charla otro día.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Ex Okupas en El Puntero

Rodrigo de La Serna y Ariel Staltari en la vida real.

Ricardo Riganti y Walter en Okupas
Lombardo y Luis en El Puntero.

miércoles, 18 de abril de 2012

3,50

- ¿El pollo a la española que tal está?
- 3,50
- Bueno...
- Tenes pollo
- Si ... quiero filet
- ¿Filet?
- Qué pasa no está bueno el filet?
- No, está muy rico, pero las tortillas espectaculares ¿eh? Son las ultimas que me quedan!
- Ta, pero yo quiero filet
- Bueno, marche filet entonces
- No está bien, dame tortilla a la española mejor.

martes, 17 de abril de 2012

jueves, 12 de abril de 2012

Ponele los puntos loco al chabón


- ¿Quién es?
- La policia
- ¿Ah sos vos turrón?
- Si.
- ¿Y fuiste a ver eso?
- Eh?
- ¿Fuiste a ver eso?
- Si.
- ¿Y qué onda?
- No se, éste me está tirando una de Pappo.
- Y bueno ponele los puntos loco al chabón.
- Eh?
- Ponele los puntos loco al chabón.
- Y bueno.
- Bueno esperame ahi que ya salgo.
- Dale, dale.

jueves, 5 de abril de 2012

Okupas


Ricardo, un muchacho de clase media, es convencido por su prima para instalarse en una casa abandonada y evitar que la misma sea tomada. Invita a compartir su estadia a su viejo amigo de escuela, el "Pollo" a los que se suman Walter y el “Chiqui” dos personajes que conoce circunstancialmente. Estos tres marginales le brindarán experiencias nuevas e irresistibles. Esta es la historia de la iniciación de Ricardo en un mundo totalmente desconocido por él plagado de drogas, abusos y delitos.

martes, 3 de abril de 2012

El Montaplatos


El Montaplatos es la comedia que tiene como protagonistas a Gonzalo Heredia y Ariel Staltari en el Teatro Piccolini en Fitz Roy 2056 viernes y sabados 21.30.
Es una comedia y drama conjugados en una situación donde un adentro cotidiano y singular se ve amenazado por un afuera incierto y peligroso. Dos hombres esperando, la rutina del trabajo eficiente, las órdenes que no llegan y cuando lo hacen los colocan en una situación de peligro. Un final sorprendente que nos dejará dentro de la obra, buscando como los personajes, la salida. Autor: Harold Pinter

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